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Llanes despide a las Franciscanas de la Residencia Faustino Sobrino


Con una misa de Acción de Gracias, que servía como sentido homenaje, la parroquia de Llanes despedía el sábado 27 de octubre a las tres monjas que aún permanecían en la residencia de personas mayores perteneciente a la Fundación Faustino Sobrino, lugar al que llegaba la Congregación de Franciscanas de la Madre del Divino Pastor hace 124 años para gestionar la instalación que se iba a dedicar al cuidado de ancianos. Habían sido contratadas en 1894 por José Parres Sobrino, sobrino del fundador, quien había legado 200.000 pesos mexicanos para iniciar la construcción de lo que se llamaba entonces Asilo-Hospital.


«Nos vamos el martes, a las nueve de la mañana y por la puerta grande», detalló Carmen García Seara, la monja que durante dieciséis años fue directora del centro, hasta su jubilación el pasado diciembre. Su nuevo destino se encuentra en la localidad abulense de Arenas de San Pedro, mientras que hacia la provincia de León partirán Carmen Franco Franco y Concepción Fernández Monje, las otras dos monjas que continuaban en Llanes. Para acompañarlas en su despedida acudieron a la villa la Secretaria Provincial, Pilar Majadas, y la Vicaria Provincial, Ángeles Vargas.


Las monjas, a secas, como se las conocía en Llanes, recibieron al primer anciano el 26 de mayo de 1894 y sor Carmen ocupó la dirección hasta el 15 de diciembre de 2017, momento en el que el nuevo gerente, Daniel Marcilla, se hacía cargo del funcionamiento del centro, por decisión del Patronato, controlado por el Ayuntamiento de Llanes. Tras su marcha de la villa, las monjas de esta congregación desaparecen de la región. «Nos vamos con pena, pero con mucha paz tras haber cumplido con nuestro deber», precisaba ayer la antigua directora. Y también matizó que la despedida resultaba «muy difícil, porque la mayoría de vecinos, que siempre nos acogieron con cariño, nos piden que no nos vayamos». Además, Carmen García no tuvo inconveniente en desvelar el mensaje que le había enviado una empleada de la residencia: «Sepa que, para mí, usted ha sido mi jefa, mi amiga y mi segunda madre».


Sor Carmen no quiso valorar la nueva gestión del centro, pero en relación a lo que desde el martes van a dejar atrás, comentó que «Llanes se portó siempre muy bien con nosotras. Las familias de los residentes están agradecidas y con pena porque nos vamos. Valoran como probable que volvamos, pero va a ser imposible, porque nuestra Superiora decidió que partamos hacia otros lugares», agregó la ex-directora de la residencia.


El párroco, Florentino Hoyos, agradeció a la congregación "su generosidad, valentía y entrega para hacer mucho bien a Llanes".

La parroquia les regaló una Virgen de Covadonga de piedra.


Fuente: El Comercio y La Nueva España

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