FMMDP en Red

Nuestra hermana Elza nació en Calabozo-Chontali, provincia de Jaén (Perú). Comenzó su vida religiosa en el noviciado de Chosica, Perú. Hizo la primera profesión religiosa en Lima en 1994 y los votos
perpetuos en el año 2000 en Jaén; presidió la ceremonia el Señor Obispo del Vicariato Apostólico de San Francisco Javier del Marañón.
Pasó por las Comunidades de Agua Marina, Zárate, Fila Alta, Chosica, Quillazú y Santa Isabel.
En Fila Alta estuvo la mayor parte de su vida religiosa donde ejerció el servicio de vicaria de la comunidad. Hermana que se destacó por su vida hecha servicio por su alegría y entrega. Amaba a todos, pero tenía un carisma especial para los adultos mayores por los que se sacrificaba, para hacerles pasar ratos muy agradables en las reuniones frecuentes que tenía con ellos. En el día del anciano caminaba todo Jaén con tal de conseguir todo aquello que les hiciera felices.
A los enfermos los visitaba con frecuencia y a los que no tenían familia y vivían en extrema pobreza les proporcionaba todo lo que estaba a su alcance.
Hermana de oración pasaba ratos ante el Sagrario para expresar al señor todo su amor y todas sus inquietudes.
Colaboraba con la Parroquia en la catequesis de jóvenes, preparándolos para la Confirmación.
En la comunidad hacia la vida agradable a las hermanas y estaba atenta a todo lo que pudiera hacer favorecer la vida fraterna; era servicial, alegre, acogedora.
Este último año fue destinada a santa Isabel de Hungría, donde colaboraba con las hermanas enfermas, atendiéndolas con mucha delicadeza.
El día 20 de abril viajó a Jaén para atender a su madre enferma de COVID, que falleció el día 23. Allí Elza se contagió y en pocos días el Señor la llevó a gozar de su presencia.
Tus hermanas en la distancia te extrañaremos y esperamos encontrarnos contigo en la patria definitiva donde ya gozas de la presencia del Señor.
Gracias, Elza, por tu vida, vocación y entrega. ¡Descansa en paz!

Nuestra hermana María Jesús nació en Urzainqui, provincia de Navarra. Inició su vida religiosa con el noviciado en la Casa Madre, y también aquí hizo su profesión temporal y los votos perpetuos.

Hermanas que han convivido con ella, la recuerdan con cariño; hermana alegre, positiva aún ante las circunstancias adversas, trabajadora, cariñosa, interesada por todas, especialmente cuando alguna estaba enferma, desprendida, “todo corazón”.

Se interesaba también por la formación pues participó en la Formación posterior y en el Curso de Renovación en los años 1973 y 1988 respectivamente.

Dedicada toda su vida a la educación, especialmente con los niños de infantil y primaria. Los colegios de Toledo, Santander, donde cuidaba con cercanía y cariño a las internas, Fuencarral, San Felices (también en pastoral rural), han sido testigos de su ser y actuar de acuerdo a todas sus cualidades y amor a la Virgen. Era querida por los niños, las familias y profesores, en los que ha dejado una hermosa huella, siendo varios los padres y profesores que aún después de los años transcurridos preguntaban por ella e incluso alguno estaba deseando poder ir a visitarla.   

    En Teruel, ya jubilada, la pastoral parroquial fue otra de sus actividades, vivida con la misma ilusión y entrega.

Pero la enfermedad, asumida también de forma positiva, fue haciendo mella en su cuerpo y en el año 2013 llegó a Lérida con bastante deterioro hasta el día de hoy en que ha pasado a la escuela definitiva: la del Amor del Padre Dios.

Gracias por su vida. Que descanse en Paz.

El día 25 de junio a las 12 horas partió hacia la Casa del Padre nuestra hermana María Angélica Fernández de la Comunidad de hermanas Mayores de Pilar, Argentina.
Su vida de trabajo y entrega junto a los enfermos, sus gestos solidarios con los más necesitados y sufrientes, su fervorosa presencia animando la liturgia dominical, su cercanía de hermana franciscana en los hospitales Salaberry y Santojanni estarán siempre en nuestro corazón agradecido, junto con su sonrisa acogedora y el padecimiento que llevó con paciencia y calladamente hasta su último momento.
Las hermanas de la Delegación agradecemos a Dios el don de su vida y oramos unidas por su eterno descanso.

Nuestra hermana Recuerdo nació en Bembibre, provincia de León. Inició el noviciado en Madrid, donde realizó su profesión temporal en 1949 y su consagración definitiva en 1954.

Si hay algún rasgo que destaca en la persona de nuestra hermana Recuerdo era el cariño con que desempeñaba cualquier trabajo que se le encomendaba, cualidad que le granjeó el cariño de todas las personas con las que colaboró de forma siempre muy entregada.

Tenía un gran sentido de pertenecía y amor a la Congregación. Esto en la práctica se traducía en un espíritu jovial, alegre y paciente ante cualquier contratiempo.

Su principal actividad se desempeñó en la enfermería, destacando los años en que trabajó en la clínica de San Francisco en León, cuidando a los bebés destinados a la incubadora. Todavía hoy muchos la recuerdan con agradecimiento y cariño.

Luego, ya jubilada entró en contacto con el mundo docente donde volvió a demostrar su entrega generosa colaborando en los comedores y en otros pequeños y sencillos servicios que se le pedía; en esta etapa volvió a ser objeto del cariño y el respeto de profesores y hermanas.

Retirada en los últimos años de su vida en la casa de mayores de Fuencarral, llevó con mucha paciencia su última enfermedad atada a una silla y sin mostrar la más mínima queja, pero si mostrando su cariñoso agradecimiento a todas las hermanas que la cuidaron o se acercaban a ella.

Damos gracias a Dios por su testimonio de vida entregada a los enfermos y en los servicios que la Congregación le encomendó, siempre con un espíritu alegre y jovial. El Señor, sin duda la tiene gozando de su amor, así se lo pedimos y confiamos en que Recuerdo intercede por todas nosotras. Descanse en paz.

Nuestra hermana Matilde nació en Cuena, provincia de Santander.
Después de su noviciado, profesión temporal y perpetua en la Casa Madre, partió como misionera para Perú en 1968, en varias comunidades vivó su misión como profesora de educación primaria y actividades de administrativa en enfermería; regresó a España en1978 siendo su primera estancia en la Casa Madre.
Son muchas las comunidades por las que pasó, dedicada a la enseñanza y como ATS. Participó, según destino, en Pastoral rural, parroquial, de catequista, acogida a los peregrinos, que dejaban hermosos testimonios sobre ella, trabajos domésticos, visitaba a los enfermos y necesitados; colaboró en el Hogar de niños de León y aportó su ayuda al proceso de beatificación de nuestra M. Fundadora.
La necesidad de cuidar de su madre enferma, hizo que permaneciera con permiso de exclaustración varios años.
Hermana de oración, expresaba su preocupación e interés pidiendo por las situaciones de la sociedad, por los superiores. Se manifestaba cercana, amable, cariñosa, acogedora, delicada, colaborando siempre en lo que podía a pesar de las limitaciones.
Aunque la enfermedad fue su compañera de viaje durante casi toda su vida, era muy sufrida y según testimonios de hermanas, nunca fue impedimento para realizar su misión apostólica y de entrega.
A Benavides llegó ya como enferma, pero supo llevar su larga y dolorosa enfermedad con mucha paz y entereza. Colaboraba en lo que podía, pasaba muchos ratos por las tardes con las más mayores y participaba con ellas en las actividades, agradeciendo la dedicación de las hermanas y cuidadoras.
Hace unos días un derrame cerebral la privó de toda posibilidad de recuperación y el Señor la llamó a su presencia para que libre de las limitaciones personales goce para siempre de la Salud eterna de los bienaventurados. Descanse en paz.

En el día de hoy nos sentimos sorprendidas y conmovidas ante la noticia de la partida de nuestra querida hermana Josefina hacia la casa del Padre.
Primera religiosa nacida en el Eldorado, creciendo en su vida de fe en la Parroquia San Miguel realizando la mayor parte de su misión en Buenos Aires: Pilar, Instituto María Ana Mogas, Lomas del Mirador.

Siempre fiel en su servicio a la Congregación. Una exalumna y actual directiva del IMAM refleja, así su semblante: "¡Siempre la recordaré! Su silenciosa mirada atenta a todos quienes la rodeaban; su amor por la escuela; sus melodías en el órgano de la capilla; su
alegría en las misas de Nochebuena; su preocupación por los niños... Gran tristeza..."
Los docentes del Colegio expresan su afecto inmenso por su cariño cercanía, y tantos detalles que como hermana siempre les supo brindar.
Las hermanas todas la recordaremos siempre con entrañable cariño en nuestro corazón, atenta, observadora, confiable, cariñosa...

Contamos con su sencilla intercesión sabiendo que ya goza de la presencia del Señor.

Descanse en paz.