FMMDP en Red

Nuestra hermana María nació en Roncal, Provincia de Navarra (España)
Inició el noviciado en la Casa Madre y aquí hizo su primera profesión en 1958; regresó de nuevo a esta casa para su profesión perpetua y se entregó al Señor en disposición total a Su voluntad.
Sus estudios de ATS, le facilitaron el contacto con la sanidad, y con los enfermos, y en su deseo de vivir el voto de obediencia, cuando fue elegida, formó parte del Gobierno General durante dos sexenios, como Delegada de Sanidad, con dos Superioras Generales diferentes.
Después de pasar por las comunidades de Lérida y Logroño, fue destinada a la VOT dónde ejerció su misión en el hospital, compaginada con diferentes servicios en la Comunidad y en la Provincia de Castilla.
Hermana de una espiritualidad profunda, de paz, disponible, de fe alimentada en el encuentro con Jesús y los enfermos, era muy responsable en todo lo que traía entre manos: hermanas, comunidad, pacientes a quienes visitaba, llevaba la comunión, consolaba y animaba.
La familia de carne sintió también su amor y cercanía en todo momento, cuando alguien la necesitaba de forma especial, como hizo con una de sus hermanas a quien cuidó en el mismo hospital.
Su salud, se vio afectada por una insuficiencia cardíaca, que tardaron en descubrirla. Útimamente se fue agravando con bastante sufrimiento, y cuando ya estaba dispuesta para una operación, el Señor la halló digna de SÍ y la llamó a Su presencia.
Que Él, por su gran amor y misericordia la haga partícipe de todos los dones que preparó con Su muerte y resurrección para aquellos que le aman. D.E.P.

Su lugar de nacimiento en Villaseca de Laciana, provincia de León (España), quedó atrás para vivir en León con la familia y en 1953 inició el noviciado en la Casa Madre, donde también profesó de votos temporales y perpetuos en disponibilidad a lo que el Señor le pidiera a lo largo de su vida.

Desde su primer destino en Andújar, ha pasado y vivido por muchas comunidades dentro y fuera de España, Frigolet en Francia para asistencia a peregrinos, comunidades de Callao, Villa Rica en Perú, alternando con estancias en comunidades de España: León, Villagarcía de Arosa, La Carlota, Cangas de Onís y, desde esta comunidad en 2015, fue destinada, ya mayor y enferma a Benavides de Órbigo. En su deseo de colaborar, decía que llegaba para cuidar a las hermanas mayores.

Su actividad misionera fue también muy variada: asistencia y cuidados a enfermos como enfermera auxiliar, catequesis y pastoral rural parroquial, trabajos domésticos. Siempre dejó en las personas con las que trataba la huella de su gran sentido del humor, de su sencillez, alegría, carácter amable, disponibilidad responsable, del amor a la Congregación, a la M. Fundadora, a la que daba a conocer en sus conversaciones con seglares, nunca tenía prisa, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitaba.

Preocupada por la formación permanente, aprovechaba cualquier medio a su alcance para ello, incluso estando ya enferma.

El deterioro físico y mental fue en aumento, utilizaba silla de ruedas y sus frases eran incoherentes, pero siempre mantuvo el sentido del humor y la alegría, haciendo que las hermanas se sintieran a gusto en su compañía.

Ya cercana la fiesta de la Madre del Divino Pastor, el Señor la ha llamado de este morada terrena a la eterna, donde celebrará la fiesta el su Reino.

Descansa en Paz, hermana Felisa.

Nuestra hermana, nacida en Villamoros de Mansilla, provincia de León, (España), inició el noviciado en 1953 en la Casa Madre y en esta misma Casa profesó de votos temporales y perpetuos.

Dedicada por entero a la misión de la educación, son varios los colegios por los que pasó, en los que se encargaba también del cuidado de las internas.

Varios de esos colegios, como el de Zorita, Cuéllar, Llanes y Ayllón, ya están cerrados, el de Andújar, en el que también estuvo, sigue ejerciendo su misión actualmente.

Hermana amble, bondadosa y trabajadora, siempre dispuesta a ayudar. Se dedicó en cuerpo y alma a las niñas, a las que cuidaba con detalle y esmero, no sólo en grupo, sino a cada una en particular. Antiguas alumnas y familias de Llanes y también las internas, la recuerdan con gran cariño por su bondad, entrega, abnegación, servicio y entusiasmo. Preparaba las fiestas con mucho detalle para que pudieran disfrutar al máximo.

De ella dice Mª Teresa, una exalumna interna: “Con nosotras, cuando por el año 1969 nuestra madre tuvo que emigrar y dejarnos internas en el colegio con seis y ocho años, ella la sustituyó. El cariño que nos tenía trascendía y al encontrarme con compañeras de colegio, después de tiempo, me preguntaban por mi tía, la M. Asunción.  Por eso hoy, todas las que la llamamos madre, y yo especialmente, nos quedamos un poco huérfanas, siempre la tendré en el recuerdo y en el corazón”.

Generosa, caritativa y sacrificada, entregada al Señor a las hermanas, a los más necesitados en Amor y Sacrificio. Amante de la Virgen, de la Eucaristía y de la Congregación asumió responsabilidades de Gobierno y fomentaba entre las alumnas la vocación a la vida religiosa.

Desde 1994 hasta el 2013 Beira, Fonte Boa y Tete, en Mozambique, fueron también testigos de su vida entregada en los campos de Pastoral Rural, Parroquial, Profesora y hermana de comunidad.

A la Casa de Mayores de León, llegó en 2018 y aunque enferma, hasta la víspera de su muerte asistió a los actos comunitarios, rezaba el rosario con las mayores, siguió la eucaristía desde Fátima y ella misma pidió y recibió la comunión. 

Descansa en paz.

Nuestra hermana Sagrario Márquez Dorado, nació en Toledo y todas sus fases iniciales como religiosa las realizó en la Casa Madre.
Desde el principio su misión estuvo relacionada con la educación, principalmente con niños de preescolar. Empezó en el colegio de Fuencarral y después de 22 años en el de la Divina Pastora de
Vallecas. En 1973 fue destinada a Toledo; de aquí salió para Fuencarral en 2019, ya necesitada de cuidados especiales.
Se caracterizaba por su alegría, simpatía y generosidad en la comunidad y con todos los que se relacionaban con ella. También su familia era foco de su atención y cariño.
Quería mucho a los niños y a su colegio, mantuvo buenas relaciones con antiguas alumnas, cuando iban a visitarla, las recordaba por su nombre y apellidos e igual con sus padres.
Es querida y recordada por tantas generaciones que pasaron por ella. Los profesores que la conocieron guardan un magnífico recuerdo de ella como religiosa y educadora.
Se preocupaba de los enfermos y visitaba siempre que podía a aquéllos que conocía.

Cuando las hermanas salen a la calle siempre hay alguien con la pregunta: ¿Cómo está la
Madre Sagrario?
Como franciscana, la Madre del Buen Pastor tenía un hueco en su vida, y fue gastando esta vida en AMOR y SACRIFICIO desde su SÍ inicial en el seguimiento al servicio del Reino.
Durante el periodo vivido en la comunidad de mayores de Fuencarral, pasó un tiempo en silla de ruedas y no muy tarde fue cuidada ya en cama. Aún en esta situación, nunca perdió la lucidez, recordando todos los acontecimientos que le íbamos contando. Gustaba de la compañía de las hermanas, que nunca le faltó.
Murió con una paz admirable. Tenemos la certeza que ya descansa en los brazos del Padre.

Nuestra hermana Gema era de Torrico, en la provincia de Toledo (España).

Con el inicio de noviciado en 1948, comenzó el seguimiento de Jesús en la Casa Madre, lugar en el que también hizo su primera profesión, y los votos perpetuos en 1955.

Su principal apostolado fue la educación, fundamentalmente con niños pequeños. En los colegios de Córdoba, Villa del Río, Barco de Ávila, Andújar, Arenas de San Pedro, Llanes dejó su impronta por su interés y dedicación.

A Benavides llegó por primera vez cuando todavía podía ayudar en el cuidado de las hermanas mayores, y por segunda vez en el año 2003.

Las hermanas que han convivido con ella en las distintas casas en las que ha estado durante su vida religiosa dicen: Que era una hermana de mucha paz, sencilla y amable, siempre dispuesta a ayudar en todo lo que se necesitara.

Le gustaba mucho pintar; lo hacía en lienzos sencillos que luego vendía con la finalidad de recaudar fondos para nuestras misiones. Decía que, ya que no la habían destinado a países de misión, era la manera de colaborar y solidarizarse con los más pobres.

Siempre fue muy buena persona. Una vez jubilada, su tiempo era prioritariamente para las personas enfermas y solas a las que visitaba en sus domicilios.

Era persona de oración, amante de la Virgen; ya muy dependiente se la invitaba a cantar a la Divina Pastora y con gran esfuerzo le salía un hilillo de voz que apenas se le entendía, pero nos dábamos cuenta de se sentía feliz de poder hacerlo.

Cumplido su objetivo de fidelidad a Jesucristo, fue llamada a participar plenamente del Amor que ya había gustado aquí en la Tierra.

¡DESCANSA EN PAZ GEMA!

Nuestra hermana Rosa, nació en Galicia, en La Seara, provincia de Orense, en una familia cristiana de quien recibió la fe y como don especial la llamada al seguimiento, como también una hermana ya fallecida.

Después del noviciado y profesión temporal, permaneció un tiempo en la Casa Madre, y aquí volvió para hacer su profesión perpetua.

Su principal medio de apostolado fue la Educación en los colegios de Celanova, Carballino, pero por sentirse misionera, atravesó los mares y llegó a tierras peruanas en 1958, donde además de la educación en el Colegio Santa Isabel de Hungría y de enfermera auxiliar en Aguas Marinas, supo compatibilizar con otros puestos de servicio a la Congregación, pues fue Administradora Provincial y local.

Regresó a España en el año 1979, y continuó con su dedicación a la enseñanza en los colegios indicados, hasta que ya jubilada fue destinada a La Sainza, colaborando en la misión que llevaban a cabo las hermanas, según sus posibilidades.

A Santiago, Casa de mayores, llegó en 2016 y aquí ha fallecido.

Su deseo era hacer el bien como hermana de comunidad, imitando al Señor a quien seguía. Con sus límites y sus virtudes intentó serle fiel hasta el final. Le ayudó, sin duda, el encuentro con el Señor en la oración diaria y su amor a la Virgen María. Diríamos que la Virgen del Carmen quiso llevarla con ella a los brazos del Padre para gozar eternamente de su Amor y su presencia.

¡Descansa en paz, Rosa! Oramos contigo y por ti, por tu paz eterna y gozosa.

Nuestra hermana Imelda, nació en Embún, provincia de Huesca (España). Con 21 años inició el noviciado en la Casa Madre, y también en ella hizo su profesión perpetua, como respuesta agradecida a la vocación religiosa a la que Dios la llamaba.
Su primer y largo destino en el tiempo, fue el Colegio de San José en Madrid, pasando después por el de Santander, Granollers, San Felices de Buelna, la Guardería de Laredo, y después de una experiencia como misionera en Benín, regresó nuevamente al colegio de San José en 1997, hasta que, en septiembre de 2018, fue destinada a la Residencia La Milagrosa en Lérida, dónde falleció ayer por la tarde.
Por las comunidades y lugares que ha pasado, la recuerdan como hermana alegre, abierta al diálogo. Incluso cuando estaba en Benín, que se comunicaba como podía, dada la dificultad del idioma, daba clases de costura a las mamás jóvenes. Muy dada a relaciones sociales con niños, adolescentes, padres sacerdotes, obispos, colaboraba en el hospital en Zagnanado, entregada al servicio de quien la necesitaba. Ayudaba en comunidad, ponía paz cuando había algún conflicto, compartía en profundidad la reflexión sobre la Palabra, visitaba y llevaba la comunión a los enfermos y ancianos.

Su sencillez y entusiasmo contagiaba y animaba a quienes la escuchaban.
En Vallecas, como estuvo muchos años, era conocida y querida por mucha gente. Desarrollaba gran actividad parroquial en varios campos. Cuando fue destinada a Lérida, muchas personas preguntaban y siguen preguntando por ella.

Persona de oración, quería a la Congregación, amaba a María Virgen y a la M. Fundadora. Cuando su beatificación no pudo llegar a Roma porque se lo impidió un accidente en Benín y tuvo que quedar hospitalizada, no se quejó, lo aceptó con serenidad.
Muchas más cosas podrían decirse de anécdotas y realidades, pero eso queda para la vida íntima de ella con Dios y Él compensará su entrega y sus fallos con el abrazo de amor eterno.

Descansa en paz.

Nuestra hermana Pura era natural de Teruel. Inició el noviciado en la Casa Madre en el año 1954; aquí profesó de votos temporales y perpetuos.

Aprovechando la etapa del juniorado realizó estudios de A.T.S. Desde las comunidades de Logroño, Teruel (Casa de Acogida Santa María de los Ángeles y en la de Avda. de Sagunto) estuvo dedicada al mundo de la salud como ATS, dejando a su paso los rasgos característicos de su persona que también ponía al servicio de la comunidad: sencilla, acogedora, trabajadora, dispuesta a ayudar, talante sereno, sin imponer, dialogando y acogiendo las aportaciones que se le sugerían. Las hermanas que han convivido con ella resumen su vida diciendo: “Era una buena persona”.

El trabajo en las residencias, lo compaginaba por etapas, con cargos en la comunidad, Superiora, Administradora, Vicaria local…

Interrumpió su labor de enfermera en España para ir a ejercerla a Guinea Ecuatorial en África, y, aunque con características y costumbres diferentes, realizó una buena misión al servicio de los necesitados.

La enfermedad hizo presencia en ella desde una edad relativamente joven. La llevó con serenidad, pero una vez jubilada y ya en Lérida, donde llegó en 1994, la artrosis fue haciendo mella en su cuerpo, llegando a un estado de mucho deterioro y dolores necesitando ayuda para todo.

Como siempre, la ayuda de las hermanas se lo hizo más “llevadero”.

Que el Señor, por su gran amor-misericordioso la haya acogido y premie toda su entrega a quienes puso en su camino. D.E.P.