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Mayo - Agosto 2025

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LOURDES SANZ GONZÁLEZ

Nuestra hermana Lourdes Sanz González (María Luz) de la Comunidad de Lérida, murió en la paz del Señor, a los 90 años y 70 de vida religiosa, el 23 de mayo de 2025.

Nuestra hermana Lourdes, nació en Valladolid hizo su noviciado y primera profesión en la Casa Madre en 1953 y 1955 respectivamente. Poco después de su profesión temporal, el sentido de obediencia y misionero la llevó a dar el salto a Argentina donde hizo sus estudios superiores y se dedicó a la enseñanza, desempeñando puestos relevantes en la dirección de alguno de los colegios y también como Delegada Provincial de educación.

El Instituto S. José, el de Pilar, el colegio María Ana, fueron testigos de su buen ser y hacer como educadora durante su estancia en ellos, repitiendo estancia en alguno de ellos.
Después de su regreso a España en 1980, fueron varios los colegios en los que dejó su huella positiva como persona y religiosa (Granollers, Fuencarral, Toledo, Salamanca, San José en Vallecas) y en las comunidades de Islas Palaos y la Casa Madre.
Era una hermana cercana y familiar, educada en el trato, con facilidad para las relaciones con las hermanas, personal subalterno y los vecinos.
Interesada por la formación permanente, muy responsable y cercana a las hermanas en las variadas tareas de animación que se le encomendaron (Superiora, Provincial de Castilla, Vicaria local, Formadora de junioras, y también como educadora en algunos de los colegios), siempre con el mismo ánimo y delicadeza que la caracterizaba.
Hermana de inquietud pastoral y eclesial, preparaba y animaba la oración comunitaria y en las parroquias, cuando se lo permitían, cantando y haciendo las celebraciones participativas y festivas En los años de Granollers, en coordinación con el Gobierno General estuvo atenta a las obras de adaptación de la Casa Natal de nuestra Fundadora: El Hostal del Lledoner.
Cuando se sintió con ciertas limitaciones, en 2014, fue destinada a la comunidad de Lérida, donde colaboraba en las actividades de la Residencia, pero con el paso de los años, su salud se fue deteriorando hasta llegar a relacionarse con las hermanas con una sonrisa y a veces con algún canto.
Este 23 de mayo, preparándose en el hospital para una operación por fractura, aparecieron otras complicaciones que no pudo superar.

Descansa en paz.

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MERCEDES BARREDA COSSÍO

Nuestra hermana Mercedes Barreda Cossío de la Comunidad de Carbaajal de la Legua (León), murió en la paz del Señor, a los 85 años y 64 de vida religiosa, el 29 de mayo de 2025.

Nuestra hermana Mercedes nació en San Pedro de Rudaguera, provincia de Cantabria, el 14 de septiembre de 1939. Inició el noviciado en la Casa Madre, donde también hizo su primera profesión, el 3 de octubre de 1960 y la perpetua, el 12 de septiembre 1965.

Durante su vida religiosa, su dedicación fue con los enfermos y con los ancianos. Con los enfermos era una gran profesional y estaba capacitada para realizar su profesión, les atendía con gusto y agrado.

Con los ancianos que atendió en distintas Residencias contaba que realizaba tareas de rehabilitación, y con los que podían, salía a visitar diferentes lugares.

En sus años de residencia en Roma, conoció y atendió a los sacerdotes que se hospedaban en nuestra Residencia.

A partir del 15 de octubre de 2019, llegó a la Comunidad de Carbajal, tenía muy buena relación con todos los vecinos.

Como hija de Francisco y María Ana, era muy amante de la naturaleza y de los animales, sobre todo, cuidaba las plantas y estaba pendiente de los pájaros y perros. Se pasaba horas sentada y mirando por la ventana para contemplar el paisaje que hay alrededor de la casa.

Durante su enfermedad, fue operada en dos ocasiones, le supuso un gran sufrimiento para ella y para la Comunidad, diciendo constantemente: “Señor mío y Dios mío, acuérdate de mí”.

En varias ocasiones decía a la Comunidad: ”cuando me muera solo poner: Quiero morir como Franciscana”.

Descansa en paz.

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MARIA DO CEU MARTINS FERNÁNDEZ

Nuestra hermana Maria do Ceu Martíns Fernández de la Comunidad de Fátima, murió en la paz del Señor, a los 95 años y 64 de vida religiosa, el 29 de mayo de 2025.

La hermana María do Céu Martins, nació en Proença-a-Nova, (Val D’Urso) el 6 de marzo de1930. Hija de José Martins y de Piedade de Jesús.

Habiendo sentido la llamada de la vocación a la vida consagrada, al llegar nuestras hermanas a Proença-a-Nova para encargarse del Hospital local de la Misericordia, intuyó que era en la familia de la Beata María Ana Mogas donde podría concretar su sueño y proyecto de vida. La hermana Céu ha sido una de las primeras vocaciones que florecieron después de la llegada de las hermanas.

Discernido el llamamiento, parte para España, Tortoreos en octubre de1958 para hacer el ingreso al Noviciado. También aquí, el 12 de octubre de 1960, hizo los primeros votos y en 12 de septiembre de1965, en la casa General, Madrid, emitió los votos perpetuos.

Su vida se desarrolló en ambientes comunitarios: Portalegre, Bragança, Abrantes y, al jubilarse, Fátima.

Como enfermera, su misión ha sido siempre dedicación y cuidado de los hermanos más frágiles por la enfermedad en los Hospitales de la Misericordia. En esos tiempos, no había horario. Siempre que un enfermo, una urgencia lo pidiera, allí estaba la hna. Céu acompañada por la funcionaria de turno, a prestar sus cuidados, a aliviar el sufrimiento y dar ánimo con una palabra de consuelo.

Ofrecía siempre la comunidad a quienes contactaban con ella, su sonrisa simple, cálida, muy sincera, la bondad natural, fueron perfeccionadas en la contemplación de Jesús, en la oración y en las virtudes de la Beata María Ana.

Recordaremos siempre las carcajadas francas, espontáneas, de esta hermana apreciando las cosas pequeñas de la vida. Destacamos su ser sencillo, fraterno, humilde, fervoroso y celoso en el cumplimiento de sus deberes comunitarios y profesionales. La paz que irradiaba era fruto de su oración.

Después de jubilada su principal ocupación era el cuidado de las capillas, el crochet y bordados. Era un primor en el arreglo y ornamentación de las capillas. Las flores eran colocadas con mucho esmero y finura. A todos llamaban la atención.

Su familia encontró siempre su cariño y la ofrenda de la oración por todos. En la comunidad de Fátima fue donde se reveló la enfermedad – Parkinson. Ya enferma se sentía feliz en poder participar en los encuentros comunitarios y ha sido una neumonía, la que en este día la hermana muerte, la llevó al encuentro con el Padre.

Agradecemos al Señor haber vivido y acompañado a la hermana Céu y vernos enriquecidas con el don de su persona. Continuaremos siempre unidas.

Descansa en paz.

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MARTA ANTOLINA JUÁREZ PÉREZ

Nuestra hermana Marta Antolina Juárez Pérez de la Comunidad de Hermanas Mayores de León, murió en la paz del Señor, a los 79 años y 61 de vida religiosa, el 5 de junio de 2025.

Nuestra hermana nació en Matilla de la Vega (León- España) En 1962 inició el noviciado en la Casa Madre y transcurridos los años reglamentarios, también aquí hizo su primera profesión en el 1964 y los votos perpetuos el 12.09.1969. También en Madrid asistió a la Formación Posterior, cuando se hacía por grupos y al curso de Renovación.
Marta Antolina, Marta para las hermanas de la Congregación y para toda la familia, ha gozado mucho de nuestro cariño y todas nosotras disfrutamos de lo que ella nos propiciaba. Se mostraba siempre alegre y jovial. Ese era su tono vital.

Le gustaba la perfección y el buen hacer. Cualquier cosa que se le encomendada estábamos seguras que lo conseguiría aunque supusiera amor y sacrificio. Bien lo había aprendido en la escuela de María Ana a la que amaba con especial significación. Era sumamente responsable, activa y comprometida.

Fue lo que decimos una buena religiosa. Cumplidora del deber, puntual en los actos comunitarios, y muy dispuesta a cubrir las necesidades de todo tipo: de gestión o los cotidianos y también de Animadora de varias comunidades.

Cercana a los niños y padres en su etapa de educadora y después en servicios de atención al colegio, especialmente en Toledo. Amigable y muy buena para las relaciones, sembradora de paz.
Persona de muy buen corazón, sin doblez. Muy completa en las cualidades humanas que aunaba con una espiritualidad profunda labrada en el arte de la constancia en la oración, en el amor a María Divina Pastora y en la acogida fraterna de todos/as las hermanas y la familia.
Fue purificada últimamente con una enfermedad que la fue deteriorando poco a poco, que ella fue aceptando conscientemente hasta que en la última etapa no expresaba sus sentimientos o era lenta al hacerlo.
A ejemplo de María Ana le gustaban los segundos planos, el no ser protagonista, la humildad y la sencillez al estilo franciscano.
Ella, que bebió en las verdaderas fuentes de la vida, goce del amor del Padre y de la Divina Pastora, en la plenitud de los dones ya escatológicos del Espíritu Santo.

Descansa en paz.

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VERÓNICA GONZÁLEZ ÁLVAREZ

Nuestra hermana Verónica (Carmen) González Álvarez  de la Comunidad de Hermanas Mayores de Santiago de Compostela, murió en la paz del Señor, a los 101 años y 82 de vida religiosa, el 4 de agosto de 2025.

Con dolor, pero también con profunda gratitud, comunicamos la partida de nuestra hermana Verónica, quien, a la edad de 101 años, ha sido llamada a la Casa del Padre.

Verónica en la vida religiosa y Carmen, su nombre de Bautismo, nació en Videferre, provincia de Ourense, el día 23 de mayo de 1924. A los 17 años, escuchó la llamada del Señor a su seguimiento e ingresó en nuestra Congregación el 22 de febrero de 1941. Hizo el noviciado en Madrid y profesó de votos temporales el 24 de septiembre de 1943. Su profesión perpetua tuvo lugar el 4 de octubre, fiesta de San Francisco, en Benavides de Órbigo.
Su vida transcurrió en diversas comunidades de la Congregación, sirviendo al Señor en los hermanos más necesitados, con delicadeza y cariño. Algunos años en la 
educación de niños pequeños pero la mayor parte de su vida, en el cuidado de enfermos y ancianos, en sanidad y Residencias de personas Mayores.
A los 87años, anciana y enferma, vino a Santiago, a esta Casa de Mayores, el 30 de diciembre de 2012. Aquí vivió hasta sus 101 años. Este tiempo último, a pesar de su edad avanzada y de su demencia, vivió en fidelidad a su vocación en su forma de comprender la vida consagrada. Al preguntarle cada día cómo se encontraba, su respuesta era: “como Dios quiere” y también, “no me puedo quejar, otros hay peor”.
Normalmente paciente, en su silla de ruedas, participaba en la Eucaristía de la televisión con las demás hermanas y varias veces, al darle la comunión, decía que no se sentía preparada para recibir al Señor.
Damos gracias a Dios por la larga vida de Verónica. Le agradecemos todo el bien que Él realizó en ella y a través de ella. Con Verónica y por ella oramos, para que goce eternamente de la presencia del Señor resucitado. En Dios, ya has encontrado la Paz que solo Él puede dar. Descansa en Él, hermana Verónica.

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