Comenzábamos el año con la llamada del Papa a ACOGER, PROTEGER PROMOVER e INTEGRAR, en su Mensaje para el Día del Inmigrante y del Refugiado. Cuatro verbos que la Iglesia quiere hacer realidad.
En la Archidiócesis de Madrid, se están dando pasos firmes en esta línea. Tras constituir la MESA POR LA HOSPITALIDAD en 2015, han sido varias las iniciativas y actividades que, desde ella, están teniendo lugar.
Desde hace dos meses asistimos a una experiencia de comunión y compromiso para atender a personas que llegaron a nuestro país tras larga y dramática travesía –algunas de varios años - huyendo de la guerra o de la pobreza y se encontraban en la calle en situación de gran vulnerabilidad porque en los recursos de la Administración ya no había sitio para ellos.
Respondiendo a la llamada, varias parroquias han ofrecido espacios habilitados para acogerlos - en grupos de 10/12 - donde duermen, desayunan y cenan lo que les preparan familias voluntarias que no escatiman detalle al respecto. Durante la noche, siempre hay dos personas acompañando, como garantía de seguridad ante cualquier situación que pueda surgir, pero este acompañamiento es independiente de la parroquia, corre a cargo de otros voluntarios que colaboran con la MESA POR LA HOSPITALIDAD. Después del desayuno, salen a locales de otras instituciones (SERCADE, F. LUZ CASANOVA, etc.) donde comen, reciben clases de español, asesoría y gestión jurídica y vuelven a la hora de la cena.
He tenido la oportunidad de participar en esta experiencia, pasando una noche como acompañante – espero seguir haciéndolo- y doy gracias a Dios por ello. Como decían desde la Organización, “estar ahí desde la cercanía, ofreciendo escucha, ayuda, sonrisa…” sabiendo que es un recurso de emergencia, temporal, que no resuelve su situación de fondo pero es, de momento, lo que se presenta como posible y urgente, es “mostrar el rostro de Dios que acoge a los que vienen cansados, doloridos y humillados por mil circunstancias” ante tanto gesto de incomprensión y rechazo. En algunos casos, se consigue que la Administración se haga cargo, obtienen estatuto de refugiado, pasan a otro país que tienen como objetivo…Mientras tanto “la Iglesia, -como dice José Luis Segovia- fiel al Reino de Dios y su justicia, no pasa de largo ante quien es apaleado por la indiferencia social y política, pero sabiendo que su acción es subsidiaria y que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones de igualdad y efectividad de los derechos humanos (en el caso de asilo, se trata simplemente de exigir que se cumpla la ley) sin olvidar las condiciones de vida de las personas autóctonas más precarias con el fin de evitar agravios comparativos y para igualar siempre por arriba”.
En este aspecto de incidencia política, otra actividad de la MESA fue el acto de presentación de los 20 puntos que la Santa Sede aporta a los Pactos Globales sobre Migración y Refugio que se firmarán en Diciembre convocados por la ONU.
Lo importante es no perder la esperanza y seguir orando y trabajando para que OTRO MUNDO SEA POSIBLE.
Mercedes Esquinas